La independencia judicial es una condición indispensable para cualquier democracia constitucional. Sin ella, los jueces dejan de ser contrapeso frente al poder político, y el Estado de derecho se reduce a una mera formalidad.
En días recientes tuve la oportunidad de entrevistar al Magistrado español Luis Sanz, quien compartió su visión sobre los retos que hoy enfrenta la judicatura en España. Sus palabras permiten entender cómo las presiones políticas, las reformas legislativas y el discurso público de los gobernantes pueden poner en riesgo a los tribunales, y con ello, a la democracia misma.
Uno de los puntos que el Magistrado subrayó con mayor énfasis es la tentación de reducir los requisitos para acceder a la carrera judicial, lo cual abre la puerta a que lleguen al cargo personas sin la preparación técnica necesaria. Una judicatura debilitada en su formación profesional es terreno fértil para la sumisión al poder político.
A esto se suma la práctica cada vez más común de criticar públicamente a jueces y magistrados cuando sus sentencias resultan incómodas. Al debilitar la confianza ciudadana en los tribunales, se erosiona la legitimidad de quienes tienen la responsabilidad de defender el orden constitucional y los derechos fundamentales.
El caso español resulta especialmente ilustrativo para América Latina y, en particular, para México. Si en Europa se discute hoy el riesgo de la politización judicial, en nuestro país los intentos de colonizar al Poder Judicial Federal ya son una realidad. De ahí la importancia de atender las advertencias que nos llegan desde otras latitudes: sin jueces independientes, la democracia no sobrevive.
La entrevista completa con el Magistrado Luis Sanz se encuentra disponible en el canal de YouTube: