El pasado 1 de junio de 2025 se celebró en México la primera elección judicial mediante voto popular. Lo que se presentó como un avance democrático terminó siendo, según evidencia técnica y oficial, un retroceso sin precedentes.
El Informe Elección Judicial 2025, elaborado por el ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz y el académico Jorge Alberto Medellín Pino, documenta con datos del INE cómo esta elección judicial muestra un patrón estadísticamente imposible bajo condiciones de libertad electoral. El documento no especula: analiza gráficas oficiales, resultados distrito por distrito y comportamientos que, de confirmarse, harían de esta elección un fraude estructural y deliberado.
Resultados calcados, no elecciones libres
El informe revela que miles de casillas en todo el país arrojaron los mismos nueve candidatos ganadores, en el mismo orden, para la Suprema Corte, el Tribunal de Disciplina Judicial y la Sala Superior del Tribunal Electoral. Este resultado, lejos de reflejar pluralidad democrática, revela una operación uniforme, coordinada y mecánica, atribuida al uso masivo de acordeones o listas de voto inducido.
Los autores del informe señalan que en una elección libre y auténtica, los resultados deberían mostrar una dispersión natural: picos, caídas, variabilidad regional. Pero aquí ocurrió lo contrario. Las líneas de votación son prácticamente paralelas. La posibilidad de que millones de personas, sin coordinación, repitieran el mismo patrón es “más baja que ganar el Melate”.

¿Quién eligió a los jueces?
Otro dato alarmante: solo el 13% del padrón votó. De ese porcentaje, únicamente 1 de cada 10 emitió un voto válido. Lo demás fueron votos nulos, incompletos o recuadros vacíos.
Además, muchos de los candidatos electos no realizaron campaña, no participaron en debates, no aparecieron en medios y apenas tienen presencia en redes sociales. Algunos tenían menos de 500 seguidores. Aun así, obtuvieron millones de votos.
Una elección que recuerda al 88, pero más sofisticada
El fraude de 1988 quedó marcado por la “caída del sistema”. El de 2025, en cambio, ocurrió a plena luz del día. Con gráficas, con actas, con resultados oficiales que —paradójicamente— prueban su propia ilegitimidad.
La comparación no es gratuita. En 1988 la oposición no tuvo pruebas sólidas. Hoy, en cambio, hay un informe técnico, público, verificable. Y la gravedad es mayor porque el daño no es solo electoral: es institucional. Lo que está en juego es la independencia del Poder Judicial.
¿Qué sigue?
Este fraude no puede ser validado. Hacerlo sería una aberración jurídica, histórica y sin precedentes. La elección judicial 2025 debe marcar un punto de inflexión. No para regresar al viejo sistema, sino para construir uno nuevo, donde los jueces no sean políticos sino juristas probos, con trayectoria y legitimidad técnica.
Como ciudadanos, debemos estar vigilantes. Como juristas, nos corresponde documentar los retrocesos, denunciar la simulación y exigir un modelo que garantice una auténtica justicia.
👉 Puedes ver el análisis completo del informe en el siguiente video:
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