¿La ley se aplica de la misma forma a todos? ¿O depende de quién seas, cuánto poder tengas o a qué te dediques?
Estas preguntas son más relevantes que nunca en México. Y la respuesta a ellas nos lleva directamente a un concepto fundamental para la vida en sociedad: el Estado de derecho.
Aunque a menudo se escucha en labios de políticos, abogados o académicos, el Estado de derecho no es una idea lejana o técnica. Es, en realidad, la condición indispensable para que vivamos en una sociedad justa y democrática. Su ausencia, por el contrario, abre la puerta al abuso, la corrupción y la impunidad.
El origen del Estado de derecho
El Estado de derecho nace como una respuesta frente a los regímenes totalitarios, a los gobiernos absolutistas donde el poder no tiene límites y se ejercen atropellos impunemente. Frente a esa arbitrariedad, se alza un principio claro: nadie está por encima de la ley, ni siquiera el Estado.
Pero este principio requiere una estructura compleja para hacerse realidad. No basta con proclamarlo. Hace falta construirlo.
Elementos esenciales del Estado de derecho
- Una Constitución real y vinculante
La Constitución no debe ser solo un documento simbólico. Debe ser rígida (no reformable por mayorías simples), debe contener los derechos fundamentales de las personas y establecer mecanismos efectivos para garantizarlos. Como advierte Riccardo Guastini, debe ser un documento vivo, no letra muerta. - Tribunales independientes y con control constitucional
El Estado de derecho requiere que existan jueces capaces de revisar los actos del poder, incluso del Ejecutivo o el Legislativo. En México contamos con instrumentos como el amparo o la acción de inconstitucionalidad, pero cuando las autoridades ignoran resoluciones judiciales, el Estado de derecho se debilita. - División efectiva de poderes
El poder no debe concentrarse en una sola persona, grupo o partido. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial deben actuar de forma independiente, sin subordinación ni simulación. - Democracia más allá del voto
No basta con votar cada tres o seis años. Una democracia real exige participación ciudadana constante, vigilancia del poder y exigencia de rendición de cuentas. - Respeto a los derechos humanos
Derechos como la presunción de inocencia, la integridad física, la libertad de expresión o la propiedad no son concesiones del Estado, sino límites al poder. Deben aplicarse a todos por igual. - Principio de legalidad
El Estado solo puede hacer lo que la ley le permite. Cualquier acto de poder fuera del marco legal —como campañas gubernamentales no previstas por ley— erosiona este principio. - Transparencia y rendición de cuentas
Los ciudadanos tienen derecho a saber cómo se gasta el dinero público y qué decisiones se están tomando. Cuando el gobierno debilita a los órganos de transparencia, se compromete gravemente el Estado de derecho.
¿Vivimos en un Estado de derecho?
México enfrenta desafíos importantes para consolidar un verdadero Estado de derecho. Reformas constitucionales frecuentes, ignorancia deliberada de resoluciones judiciales, concentración de poder y ataques a los órganos autónomos nos muestran una realidad preocupante.
El Estado de derecho no es un lujo de democracias avanzadas. Es la barrera que separa la justicia de la arbitrariedad, el límite que protege nuestros derechos. Cuando comienza a desmoronarse, todo a su alrededor también se debilita: los derechos humanos, la economía, la seguridad, la vida misma en democracia.
La responsabilidad ciudadana
La defensa del Estado de derecho no es tarea exclusiva de jueces, abogados o legisladores. Es una causa de todos. Debemos votar, denunciar los abusos y exigir que se respeten las reglas del juego democrático.
Solo así podremos aspirar a un país donde la ley no se aplique según el rostro del ciudadano, sino con justicia y equidad para todos.
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👉 ¿Qué es el Estado de derecho y por qué es importante?